Cada vez que jugaba a este juego y leía este mensaje más creía que Mario tenía que ser un poco tonto:
¡Gracias Mario!
¡Pero nuestra princesa está en otro castillo!
Y castillo tras castillo, Mario no se cansaba de rescatar continuamente a la princesa equivocada, quizá porque estaba seguro de que la verdadera estaría esperándolo en el siguiente.
Pero Mario no es el único que tropieza una y otra vez con la misma piedra y está dispuesto a volver a hacerlo. Yo mismo me niego a tirar mi moribundo móvil a la basura a pesar de que se apaga cada media hora o de que se le ponga la pantalla en negro cada vez que intento escribir un sms. Aunque quizá es porque el móvil significa algo, no es un simple móvil. Igual que aquellas playeras que para mi significaron el principio de un cambio: un día se rompieron, pero siguen en el armario, como si al tirarlas fuese a dejar de ser este "nuevo yo" que comenzó hace ya año y pico.
Ains, siempre me pasa lo mismo, si yo solo quería poner la foto...
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