27 de octubre de 2009

Espejito espejito...

Hoy mi mente ha decidido ponerse a funcionar y a intentar resolver algunos de los misterios que rodean mi vida.

Misterio cuasi-resuelto de hoy: el inexplicable efecto del espejo del vestuario del gimnasio. Ese espejo tiene algo. Algo. "Algo". "Algo". Pero no sé qué aún.

Tras días de infructuosas cavilaciones, reflexiones y devaneos (a.k.a. comidas de cabeza), esta mañana después de un buen rato dándole a la bicicleta estática he llegado a la conclusión de que el espejo tiene que:

a) ser una famosa reliquia (que no conozco)
b) haber aparecido en alguna película o serie de televisión (que no he visto)
c) producir un efecto extraordinario desde una determinada perspectiva (que no he encontrado)

Ya me queda menos para entender por qué la mayoría de los tíos que pasan delante de él antes y/o después de ducharse se quedan admirando el espejo durante unos segundos...

1 comentario:

Daniel H Alcojor dijo...

¿A qué hora vas al gimnasio? Si ya se ha puesto el sol, podrían ser Toreador, ya sabes, en clan de vampiros.

O puede que no sea un espejo, sino un egoimán.